Puntual como sus calendarios, hombre de pocas palabras y muchos actos. Empresario, autodidcata, trabajador incansable, vendedor nato, inteligente y sensible. Difundió la mexicanidad a través de los calendarios en cada rincón del país llegando hasta Norteamérica, con imágenes llenas de identidad acompañó la cotidianidad del México que amaba.
Emprendedor y deportista. Con el ejemplo como argumento de arrastre, mantuvo sus proyectos como el manubrio de su bicicleta, siempre firme, conduciendo cuesta arriba o cuesta abajo, sacando lo mejor de su persona y de los demás.
Coleccionista y filántropo. A lo largo de los años creó un gran acervo de calendarios antiguos, su afán de compartir los llevó a fundar el MUCAL, el primer museo del Calendario en México en una casona del siglo XVI -que se restauró para tal efecto- en el histórico Centro de Querétaro.
Finalmente visionario, integró en un crisol la importancia del tiempo y del calendario como herramienta de orden y disciplina fundando así una empresa orgullosamente mexicana.